jueves, 22 de noviembre de 2012

Ejercicios Espirituales

De vez en cuando también es conveniente parar un poco el ritmo de nuestra vida para ponerla bajo la luz del Evangelio y la mirada de Dios la vida y los proyectos que emprendemos. Por eso ofrecemos este tiempo y espació de encuentro con el Señor que son los Ejercicios Espirituales, para universitarios y jóvenes, que tendrán lugar del 30 de noviembre al 2 de Diciembre en la Casa de Espiritualidad Diego Hernández de Elche. La mejor forma de comenzar el adviento. Quienes estéis interesados en participar podéis poneros en contacto para solicitar más información en la dirección de correo electrónico pastoraluniversitaria.oa@hotmail.com. 

Cristo Rey


Domingo 34 TO


Acabamos el ciclo litúrgico con esta solemnidad de Cristo Rey. Es hermosa la imagen de Jesucristo, como aquel que ordena toda la creación entorno a él, y desde él alcanza la plenitud, pero en el evangelio de este ciclo aparecen tres grupos de personas: quienes afirman que es rey, quienes lo niegan, y quienes como Pilato, permanecen en la duda sobre el reinado de Jesucristo. La pregunta de Pilato recuerda a otra pregunta que Jesús formula a los discípulos, aquella de “¿Quién dice la gente que soy yo? ¿Quién decís vosotros que soy yo?”. Esta vez es al contrario, no es Jesús quien pide esclarecer la imagen que la gente tiene de él, sino estos grupos quienes le piden que confirme o niegue la imagen que en él se reconoce. Jesús, como es habitual da una respuesta que es un sí pero no, y todo lo contrario, y no ofrece la seguridad material, estrecha, pequeña que busca quién pregunta, sino que la sobrepasa, exigiendo una confianza personal en él, en su testimonio.

Jesús tiene un reino, pero no es de este mundo, va más allá, mucho más allá (si el reino de Jesús fuese de este mundo habría tantos aspectos de nuestras vidas que quedarían vacíos  y faltos de redención…). Es curioso pero por afirmación o rechazo esta imagen de Jesús como rey no es discutida. Todos afirman que Jesús cabe en ella, y de ahí el temor o la excesiva confianza que suscita. En cualquier caso Jesús nos cuenta cómo es rey, y lo es siendo testigo de la verdad, por eso no es como los reyes de este mundo, que tiranizan, sino como el que sirve y así es el primero, se pone a la cabeza de todos. Para poder esclarecer cómo Jesús es rey, es necesario también participar de la búsqueda sincera, auténtica, completa, gratuita de la verdad, y no acercarnos a ella de forma parcial o interesada, y encontrar que la verdad es una persona que nos invita a compartir la vida con él, pero la vida eterna. 

jueves, 15 de noviembre de 2012

Un atisbo de eternidad



Con el final del año litúrgico aparecen estas imágenes en el Evangelio, que pueden resultar inquietantes, pero que miradas desde la fe y la confianza en Dios no tienen por qué suscitar esos sentimientos en nosotros. Realmente se nos anuncia un nuevo orden para la realidad, un orden en el que somos reunidos para la comunión y bajo la mirada poderosa (creadora, misericordiosa) de Dios. Y ¿acaso no es algo deseable para quien confía su vida y su corazón a Dios? Sin duda alguna sí.

Pero no se trata de una espera(nza) pasiva, en la  que simplemente llega este momento y nos dejamos transformar por Dios. El Señor también nos pide que tengamos un papel activo, una tarea de discernimiento, de los signos de los tiempos que nos indican que esa nueva creación está ya próxima. La fe alimenta una sed de eternidad que se va concretando poco a poco en la vida de fe, pero que necesitamos experimentar de forma definitiva. Mientras esta comunión definitiva se produce, El Señor también nos da una pista más sobre como empezar a vivirla: un atisbo de eternidad los encontramos en esa palabra que no pasa. La sed de eternidad se sacia si nos alimentamos cada día de su palabra, que realmente es un sustento sólido, fiable, eterno, para la vida cristiana.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

COMENTARIO AL EVANGELIO


Las apariencias y la verdad. Los fariseos y la viuda.
31 TO B

   Dos personajes sobre los que Jesús habla en este evangelio, y dos miradas a la realidad. La primera es la mirada de la apariencia, que se refiere a los fariseos; la segunda, la que descubre la intensidad de la verdad, se refiere a la viuda pobre.

   En el caso de los fariseos hay una mirada superficial, en la que los amplios ropajes, la devoción y los puestos de honor dan un aspecto atrayente, atractivo a su existencia. Pero bajo esa apariencia no hay más que un afán devorador de los recursos de los más débiles. Esta atracción por la apariencia no es algo meramente personal – no son los fariseos quienes desean ser como otros fariseos – sino también social: una sociedad que valora la apariencia de excelencia pero que sabe que solo se puede lograr despojando de la dignidad a los más necesitados. Jesús con sus palabras pone de manifiesto y hace explícita esa apariencia atractiva y mentirosa.

   Junto a esa mirada superficial, hay otra profunda que descubre la verdad y la belleza que se manifiesta de forma intensa y cautivadora en la sencillez de una limosna. En contraste fuerte con la imagen anterior, una viuda - uno de los colectivos más débiles y desprotegidos de la sociedad en la que vivió Jesús – entrega una limosna. Algo pequeño y sencillo, pero en lo que se pone en juego toda su existencia, y la verdad y la belleza de una vida confiada en Dios se presentan con tal intensidad que provocan esas palabras de admiración de Jesús.

   Tiempo de educar las miradas, de descubrir la intensidad de la verdad en pequeños gestos, y de vivir una vida auténtica, desde el evangelio, que pone en juego toda nuestra existencia.